Personalidad, esencia y ego

El objetivo de esta lección es conocer nuestra constitución psicológica.
Este pilar del gnosticismo universal es la base del autoconocimiento.
Sus aspectos son: la Esencia, la Personalidad y el Ego.

 

La Esencia

La esencia o chispa divina es una fracción de alma en nosotros, que representa lo innato, lo propio; es aquello real y cósmico en nuestra constitución.

En el Budismo Zen se le denomina Buddhata y es el material psíquico para fabricar la totalidad del alma. La esencia traducida en hechos se llama conciencia.

El cuerpo físico es creado con el propósito de que la Esencia se manifieste y adquiera la experiencia indispensable para su desarrollo. Incuestionablemente la esencia se encuentra enfrascada entre los múltiples agregados psíquicos, viva personificación de nuestros defectos.

 

El Ego

El Ego, Yo, mi mismo, sí mismo, agregado psíquico, defecto psicológico, etc. es un conjunto de vicios, manías, apegos, costumbres que en nuestro interior cargamos y que nos llevan al error.

El EGO se compone de muchos yoes, no es individual, unitario, unitotal. Si pensamos en cada “Yo” como una entidad diferente, podemos afirmar que dentro de nosotros viven muchas entidades. Los agregados psicológicos son un manojo de pasiones, deseos, temores, odios, egoísmos, envidia, orgullo, gula, pereza, ira, apegos, sentimentalismos, etc.

Desafortunadamente somos víctimas de las circunstancias. Nos golpean y reaccionamos golpeando; nos hieren el amor propio y reaccionamos cometiendo locuras. No somos capaces de originar conscientemente las circunstancias. Realmente sólo el SER puede determinar conscientemente las circunstancias.

Es urgente conocer los fundamentos sobre los cuales descansamos. Ej.: “Yo soy más justo que aquél, más sabio que fulano, más virtuoso que mengano, más rico, más experto en las cosas de la vida”, etc.

El Yo es la causa del dolor. El dolor no puede perfeccionar a nadie; si el dolor perfeccionara ya toda la humanidad sería perfecta. El dolor es el resultado de nuestros propios errores. El Ego es la causa de nuestros errores.

 

La Personalidad

Es energética y sirve de vehículo de expresión del EGO o de la ESENCIA.

Se forma en los primeros siete años de vida, y luego se robustece a lo largo de la existencia. Está compuesta por los conocimientos adquiridos a través de la educación que recibe el niño en el hogar, en la familia y en el colegio; se crea con el fin de poder relacionarse en el medio donde se vive.

La personalidad la hemos formado con los conceptos, costumbres, hábitos, tradiciones, modismos, historia, etc. en los cuales se fundamenta la sociedad.

Los yoes empiezan a expresarse a medida que la personalidad se va creando. Durante los tres o cuatro primeros años de vida, sólo se manifiesta en el niño la belleza de la esencia, entonces el niño es tierno, dulce, hermoso en todos sus aspectos psicológicos. Después, debido a la educación y a los ejemplos que recibe el niño, la personalidad va tomando conceptos que la van falseando; constituyendo así, la falsa personalidad. La falsa personalidad es vehículo de expresión del EGO.

 

El Ego como la causa de la conciencia dormida

El ego es la causa de que nuestra conciencia esté dormida. Es decir, nuestra conciencia no puede expresarse porque somos víctimas de las circunstancias. La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos esfuerzos.

En la esencia están todos los datos que necesitamos para la autorrealización íntima del Ser. Incuestionablemente cuando el Yo psicológico ha muerto, resplandece en nosotros la esencia. La esencia libre nos confiere belleza íntima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero amor. La esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes.

 

El Trabajo Interno

El 97% de la Esencia que en nuestro interior llevamos se encuentra embotellada, embutida, metida, dentro de cada uno de los Yoes o defectos psicológicos que en su conjunto constituyen el “Mí Mismo”.

El Ego puede ser eliminado a través del Trabajo Interior o trabajo sobre sí mismo. Cada Yo eliminado o desintegrado libera determinado porcentaje de Conciencia, la emancipación o liberación de la Esencia o Conciencia sería imposible sin la desintegración de cada defecto psicológico.

A mayor cantidad de Yoes eliminados, mayor porcentaje de conciencia libre (conciencia despierta), y viceversa, a menor cantidad de Yoes desintegrados, menor porcentaje de conciencia despierta.

O sea que, conforme vamos trabajando, el porcentaje de conciencia va aumentando.

Es claro que cuando alguien empieza a observarse a sí mismo seriamente desde el punto de vista que no es Uno sino muchos, comienza realmente a trabajar sobre todo eso que carga dentro.

Quien siempre se cree uno, nunca será capaz de separarse de sus propios elementos indeseables. Considerará a cada pensamiento, sentimiento, deseo, emoción, pasión, afecto, etc., etc. como funcionalismos diferentes, inmodificables de su propia naturaleza, y hasta se justificará ante los demás diciendo que tales o cuales defectos personales son de carácter hereditario.

Quien acepta la doctrina de los muchos Yoes, comprende a base de observación que cada deseo, pensamiento, acción, pasión, etc., corresponde a este u otro Yo distinto, diferente…

Si uno de verdad y muy sinceramente comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en dos: Observador y Observado. Si tal división no se produjera, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la vía maravillosa del Autoconocimiento.

¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a sí mismo?

¿Cómo podría conocerse a sí mismo quien nunca se ha observado internamente?

Quien toma todos sus procesos psicológicos como funcionalismos de un Yo Único, individual y permanente, se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene tan unidos a sí mismo, que ha perdido por tal motivo la capacidad para separarlos de su psiquis.

 

Práctica: OBSERVADOR y OBSERVADO

La práctica Observador-Observado, es una técnica de autoconocimiento que se basa en dividir la atención en dos aspectos:

  • El OBSERVADOR: Es la conciencia, la persona.
  • EL OBSERVADO: Son las reacciones, pensamientos, deseos, cada apetencia, etc.

El objetivo de esta práctica es ver la multiplicidad de YOES que habitan en nuestro interior. Tenemos que aprender a separarnos (ser el observador), para ver nuestros estados interiores.