El Despertar de la Conciencia

El despertar de la conciencia nos confiere el poder de discernir lo real de lo ilusorio.
La conciencia es la misma esencia traducida en hechos.
La facultad de la conciencia nos permite el conocimiento de sí mismo.

En el tema de hoy trataremos de llegar a la comprensión de que el ser humano actual no tiene dentro un alma como se nos ha dicho, sino que tiene una chispa de alma que se llama Esencia y que traducido en hechos se llama Conciencia.

A continuación, vamos a definir qué es conciencia para que se logre establecer una diferencia entre ambos.

Nosotros afirmamos que la conciencia en la persona es, fuera de toda duda y sin temor a equivocarnos, una especie muy particular de “APREHENSIÓN DEL CONOCIMIENTO INTERIOR” totalmente independiente de toda actividad mental. La facultad de la conciencia nos permite el conocimiento de sí mismo. La conciencia nos da conocimiento íntegro de lo que se es, de donde se está, de lo que realmente se sabe, de lo que ciertamente se ignora.

Quien confunde a la conciencia con las funciones psicológicas; pensamientos, sentimientos, impulsos motrices y sensaciones, realmente está muy inconsciente, duerme profundamente. Quien admite la existencia de la conciencia, pero niega de lleno los distintos planos conscientivos, denota falta de experiencias conscientes, sueño de la conciencia.

Aquello que llamamos conciencia ordinaria de vigilia duerme profundamente. La conciencia ordinaria de vigilia se relaciona con los cinco sentidos y el cerebro. La gente cree que tiene conciencia despierta, y eso es falso. En realidad, la gente vive en el sueño más profundo. Sin embargo, conciencia es sabiduría, fundamento de lo que en verdad es.

 

¿Por qué duerme la conciencia?

Nosotros hemos sido dotados de una esencia, pero debido a la mecanicidad en que hemos caído y, a medida que ha nacido en nosotros la legión o el “Yo Pluralizado”, cada “Yo” ha agarrado una parte de la conciencia, la ha atrapado en su interior y esto ha hecho que nosotros tengamos la conciencia dormida y no podamos ser dueños de nosotros mismos. El “Yo Psicológico ” maneja la mente y las emociones y se encuentra ubicado en nuestro país psicológico.

La conciencia, mientras esté embotella por el ego, no puede despertar. Así que nos atrevemos a decir, que la humanidad actual tiene la conciencia dormida y maneja una muy baja proporción de conciencia. De hecho, se ha confundido el intelecto con la conciencia.

Una persona puede llegar a ser muy intelectual, pero esto no le garantiza que su conciencia esté despierta. Se sabe relacionar muy bien con el mundo en que anda, pero está muy mal relacionada con el mundo en que vive, es decir; con su cuerpo físico, con su mente y con su psiquis.

Es necesario saber que la humanidad vive con la conciencia dormida. La gente trabaja, anda por la calle, vive y muere soñando.

Cuando hemos llegado a la conclusión de que todo el mundo vive dormido, comprendemos la necesidad de “Despertar”. Necesitamos el despertar de la conciencia. Queremos el despertar de la conciencia. El protagonista de esta terrible realidad es el obstinado Ego. El humano, con respecto a su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de yoes.

 

Causas del Sueño de la Conciencia

La causa del sueño profundo en que vive la humanidad es la fascinación. La gente está fascinada por todas las cosas de la vida. La gente se olvida de sí mismo porque está fascinada. El borracho en la cantina está fascinado por el alcohol, el local, el placer, los amigos y las mujeres. La mujer vanidosa está fascinada ante el espejo por el encanto de sí misma. El rico avaro está fascinado por el dinero y las propiedades. El obrero honrado está fascinado en la fábrica por el duro trabajo. El padre de familia está fascinado por sus hijos.

Todos los seres humanos están fascinados y sueñan profundamente. Andamos dormidos, y parecemos sonámbulos. La gente sueña con todo aquello que le fascina.

Vamos a estudiar más detenidamente el proceso a través del cual el ego nos hace caer en el sueño de la conciencia:

 

Identificación

Llamamos identificación al proceso de poner la atención en algo o en alguien sin tener la capacidad de separarse.

Las personas en su vida cotidiana se identifican con los procesos mecánicos de la vida, con todos los problemas; ya sean de tipo económico, político, social, religioso, del hogar, de la calle, del trabajo, etc. También se identifican con las emociones negativas de celos, desesperación, euforia, tristeza, melancolía, envidia, etc..

Debemos no identificarnos jamás con las cosas, porque así es como cae uno en la fascinación y en el sueño de la Conciencia.

 

Fascinación:

Llamamos fascinación al proceso posterior a la identificación, donde además de poner nuestra atención en algo o en alguien, nos olvidamos de nosotros mismos y, por tanto, nuestra conciencia no está activa.

Las personas se fascinan con su propia vida, con el mundo, con el medio ambiente, con las posibilidades de llegar a ser o tener, etc..

Fascinación es soñar despierto. Es suponer que la vida nuestra y la de aquellas personas con quienes nos relacionamos se desenvuelven en tal o cual forma de acuerdo con nuestros intereses.

Fascinación es, por ejemplo, pensar que el futuro nos depara viajes, posiciones políticas, sociales, etc. Tanto la identificación como la fascinación nos hipnotizan la conciencia. Por tal razón, somos víctimas de las circunstancias y, por ende, del dolor, del sufrimiento, etc.

El trabajo es muy hondo, espantosamente serio, demasiado profundo. Sólo así es posible extirpar, erradicar de nuestra psiquis muchos elementos indeseables, infrahumanos, dentro de los cuales se encuentra aprisionada la esencia.

Conforme la conciencia vaya despertando, las posibilidades de experimentación directa se van haciendo cada vez más lúcidas y continuas.

Normalmente, la gente posee tan sólo un 3% de conciencia despierta y un 97% de conciencia dormida. Incuestionablemente, cuando se llega a poseer un 4 o 5% de conciencia despierta empiezan los primeros destellos de experiencia directa.

Distíngase entre destellos y plenitud total, que son diferentes. Alguien que posee, por ejemplo, un 10% de conciencia despierta, por ende, tendrá un porcentaje mayor de lucidez a los de aquellos que poseen un 4 o 5%.

La esencia se va liberando cuando el ego comienza a disolverse. Por ende, la capacidad para la investigación directa irá también aumentando en forma progresiva y ordenada.

Es urgente saber que el “Yo” es un conjunto de energías psíquicas que se reproducen en los bajos fondos animales de la persona.

Estos “Yoes” luchan entre sí. Debo leer un periódico, dice el “Yo intelectual”; Iré a dar un paseo en bicicleta, contradice el “Yo motriz”; tengo hambre, declara el “Yo de la digestión”; tengo frío, dice el “Yo del metabolismo”; no me lo impedirán, exclama el “Yo pasional” en defensa suya.

Sólo muriendo en el yo, podemos establecer un centro permanente de conciencia. Cuando el yo ha muerto, el centro de conciencia permanente ha quedado totalmente establecido.

 

La Atención

La observación requiere de una concentración especial, requiere de una atención dirigida. Saber que estamos sentados en una silla es una atención no dirigida, una atención mecánica, pero observar la silla, ya sería una atención dirigida.

Así también nosotros podemos pensar mucho en nosotros mismos, mas esto no quiere decir que estemos observando nuestros propios pensamientos. Observarlos es distinto, diferente.

Vivimos en un mundo de emociones inferiores. Cualquier cosa nos produce emociones de tipo inferior, y sabemos que las tenemos; pero una cosa es saber que uno se encuentra en un estado negativo y otra cosa es observar el estado negativo en que uno se encuentra, que es algo completamente diferente.

Así pues, si uno quiere llegar a eliminar tal o cual “elemento psicológico indeseable”, primero, tiene que aprender a observar con el propósito de obtener un cambio, porque, ciertamente, si uno no aprende a auto-observarse, cualquier posibilidad de cambio se hace imposible.

 

El desarrollo del sentido de la Autoobservación

La práctica contínua del observador- observado nos permitirá desarrollar la facultad de la auto-observación.

La auto-observación es el sentido interno que nos permite dividirnos entre estado y evento.

El sentido de la autoobservación está normalmente atrofiado en la raza humana, está degenerado; pero a medida que lo usamos, se va desenvolviendo y desarrollando.

Como primer punto de vista, venimos a evidenciar que, a través de la auto observación; los pensamientos más insignificantes, las comedias más ridículas que interiormente se suceden y que nunca se exteriorizan; no son propias, sino que son creadas por los “Yoes”. Lo grave es identificarse con esas comedias, con esas ridiculeces, con esas protestas, con esas iras, etc.

Si uno se identifica con cualquier evento exterior, coge más fuerza el “Yo” que lo produce, y así cualquier posibilidad de eliminación se hace cada vez más difícil. De manera que la observación es vital cuando se trata de provocar un cambio radical en nosotros.

 

Práctica SUJETO – OBJETO – LUGAR

El ejercicio de la división de la atención en tres partes nos permitirá evidenciar hasta la saciedad el grado de conciencia adquirido. Este triple juego de la atención es un ejercicio completo para auto descubrirnos y despertar conciencia. Quien quiera despertar conciencia debe empezar por dividir la atención en tres partes:

    • S- Sujeto: preguntarse ¿Quién soy? No olvidarse de sí mismo es controlar los sentidos y la mente, sentimientos, impulsos, instintos, hábitos…
    • O- Objeto: ¿Qué estoy haciendo? Si se olvida de sí mismo al ver el objeto cae en la fascinación.
    • L- Lugar: ¿Dónde estoy? Observar el lugar donde nos encontramos, todo lo que nos rodea, hasta los más ínfimos detalles de la escena. Ver lo conocido como algo nuevo ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué tengo que ver yo con este lugar?

Al hacerse la pregunta, en lugar de estar dando explicaciones a sí mismo, debe “abrirse a lo nuevo” y hacer el experimento. Estar alertas en relación con nuestros pensamientos, gestos, acciones, emociones, hábitos, palabras, etc.; auto vigilarnos en cada momento.

 

Recuerdo de Sí

El recuerdo de sí es el estado de ubicación en el momento presente con nuestra esencia, que desarrollamos a través de la auto observación y de la clave SOL.

Parece algo inverosímil que cuando el aspirante gnóstico auto-observa su forma de reír, hablar, caminar, etc., se olvida de sí mismo. Sin embargo, es indispensable tratar de recordarse a sí mismo mientras se auto observa, esto es fundamental para el despertar de la Conciencia.

Auto observar, auto-conocerse, sin olvidarse de sí mismo, es terriblemente difícil, pero espantosamente urgente para lograr el despertar de la conciencia.

Esto que estamos diciendo parece una tontería, la gente ignora que está dormida, ignora que no se recuerda a sí misma, ni, aunque se mire a sí misma, ni aun cuando se observen en detalle minuciosamente.

Este olvido de sí mismo, esto de no recordarse a sí mismo, es realmente la “causa causorum” de toda la ignorancia humana. Cuando una persona cualquiera llega a comprender profundamente que puede recordarse a sí misma, que no es consciente de sí misma, está muy cerca del despertar de la conciencia. Estamos hablando algo que hay que reflexionar profundamente, esto que aquí estamos diciendo es muy importante, no se puede comprender si se lee mecánicamente.

Nuestros lectores deben reflexionar. La gente no es capaz de sentir su propia mecanicidad mientras no se auto-observe. Durante la íntima exploración de sí mismo en ese tremendo súper esfuerzo por ser consciente de su propio yo, es claro que la atención se divide, y aquí volvemos nuevamente a la división de la atención. Una parte de la atención se dirige, como es apenas lógico, hacia el esfuerzo; la otra parte, hacia el ego o yo pluralizado.

El íntimo recuerdo de sí mismo es más que analizarse a sí mismo, es un estado nuevo, que sólo se conoce a través de la experiencia directa. Todo ser humano ha tenido alguna vez esos momentos, estados de íntimo recuerdo de sí mismo; tal vez un instante de infinito terror, tal vez en la niñez o en algún viaje cuando exclamamos: “¿Y qué hago yo aquí, por qué estoy aquí?”

Quien despierta de verdad adquiere por tal motivo plena objetividad de su conciencia, iluminación autentica, felicidad…