El Mundo de las Relaciones

“Es importante estudiar las relaciones con nuestro cuerpo físico, con el planeta Tierra, con la sociedad,con el hogar y con nosotros mismos
para conocer un poco más la realidad en que nos encontramos”.

El mundo de las relaciones tiene tres aspectos:

    • Primero: Estamos relacionados con el cuerpo físico.
    • Segundo: Vivimos en el planeta Tierra y por consecuencia estamos relacionados con el mundo exterior y con las cuestiones familiares, de negocios, dinero, oficio, profesión, política, etc.
    • Tercero: La relación del hombre consigo mismo.

Desafortunadamente, a la gente sólo le interesan los dos primeros tipos de relaciones mirando con la más absoluta indiferencia al tercer tipo.

Creemos siempre tener algún conocimiento de nuestro cuerpo físico, más en realidad ni los mejores científicos del mundo saben mucho sobre el cuerpo de carne y hueso. Dada su tremenda y complicada organización, está ciertamente mucho más allá de nuestra comprensión.

En lo que respecta al segundo tipo de relaciones, somos siempre víctimas de las circunstancias; es lamentable que todavía no hayamos aprendido a originar conscientemente las circunstancias.

Desde el ángulo del trabajo esotérico gnóstico, se hace urgente averiguar con cuál de estos tres tipos de relaciones estamos en falta.

Puede suceder que estemos mal relacionados con el mundo exterior, y como resultado tengamos conflictos, problemas económicos y sociales, etc. Puede que estemos mal relacionados consigo mismos y que consecuentemente suframos mucho por falta de comprensión interior.

Quienes sufren por falta de iluminación interior, deben conectar su mente con los centros superiores de su Ser. Incuestionablemente, necesitamos establecer correctas relaciones no sólo con nuestro cuerpo físico, y con el mundo exterior, sino también con cada una de las partes de nuestro propio Ser.

Son incontables los aspirantes deprimidos, que por falta de poderes psíquicos y de iluminación íntima, han renunciado al trabajo esotérico sobre sí mismos. Pocos son los que saben aprovechar las adversidades.

En tiempos de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo.

En el fondo de cada uno de nos, está la Tonantzin Azteca, la Stella Maris, la Isis Egipcia, Dios Madre, aguardándonos para sanar nuestro adolorido corazón.

 

Hombre Físico, Intelectual y Espiritual

La Gnosis, con sus estudios científicos y antropológicos, nos enseña que el cuerpo celular con sus características y funciones biológicas no lo es todo, sino que dentro de esta estructura física se penetran y compenetran otros cuerpos que tienen como expresión la parte física, los cuales debemos conocer ampliamente para tener una somera visión de lo que es el hombre físico, el hombre intelectual y el hombre espiritual.

El Hombre Físico: cumple y se desenvuelve dentro de una mecánica dificilísima, tal como las leyes naturales que lo rigen y las leyes de Dios, las cuales debe cumplir. También está en la obligación de respetar las leyes de los hombres, los cuales, por desenvolverse dentro de una mecánica tan grande, lo inducen en ocasiones a olvidar las leyes naturales y las de Dios para poder cumplir con ellas; lo antes mencionado ha quedado demostrado a través del tiempo y de los hechos.

El Hombre Intelectual: si no se equilibra el saber con el ser, se convierte en un bribón, ignorante, sabelotodo. Vemos a este tipo de hombres en las instituciones religiosas con poses de amos y señores que se codean con Dios, estableciendo leyes y estatutos, tergiversando el contenido de los evangelios, mezclando la religión con el dinero, con la política y comercializando con las almas. También lo encontramos en el padre de familia que en ocasiones gasta lo que se gana en borracheras, que insulta y maltrata a su esposa e hijos porque se cree el rey de la casa.

Querido lector, a grosso modo exponemos ante usted tres personajes encargados de formar un mundo mejor:

    • El jefe de hogar, encargado de formar a los hombres y mujeres del mañana.
    • El religioso, encargado de conservar la mística y el amor de la sociedad.
    • El político o jefe de grandes masas.

¿Usted cree en los cambios de las masas? Imposible, mi querido amigo: si quiere un cambio, hágalo usted; si quiere un mundo mejor, créelo usted; no espere que el mundo lo comprenda, compréndalo usted. Así lo logrará, no pierda ese momento de euforia.

El Hombre Espiritual: Este hombre es el resultado de rigurosísimas disciplinas y súper-esfuerzos, que ha sido capaz de encarnar la doctrina del corazón y no la doctrina del ojo, que ha visto siempre a la sociedad o familia y a los amigos como un ejemplo donde se ve de cuerpo entero. Alguien que observa en los demás el reflejo de sus propios errores, y en lugar de censurar a otra persona, busca corregirse a sí mismo. Es una persona que vive llena de amor, de comprensión, que ama a Dios, en la expresión de la vida, que aspira a la perfección, que llega a la muerte en posesión de todos sus sentidos.

  

El Individuo y la Sociedad

Es necesario comprender que la persona es el núcleo más reducido de la sociedad, que no podemos cambiar a la sociedad si la persona no cambia; que cuando estamos bien relacionados con nosotros mismos, ubicando en un orden lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos, indiscutiblemente esto nos va a servir para la perfecta relación con el planeta tierra, con la familia y con la sociedad.

Resultado de todo este ordenamiento, podemos ser personas con una conciencia diferente y con una actitud adecuada.

La sociedad humana es la extensión del individuo. Si queremos realmente un cambio radical, si queremos un mundo mejor, un mundo sin hambre, necesitamos cambiar individualmente, cambiar dentro de nosotros mismos los abominables factores que producen en el mundo hambre y miseria. Recordemos que la masa es una suma de individuos. Si cada individuo cambia, la masa cambiará inevitablemente.

La sociedad es la extensión del individuo. Si el individuo es codicioso, cruel, despiadado, egoísta, etc., así será la sociedad. Es necesario ser sinceros con nosotros mismos.

Hay dolor, hay hambre, hay confusión, pero nada de esto se puede eliminar mediante los procedimientos absurdos de la violencia; quienes quieren transformar el mundo a base de revoluciones de sangre y aguardiente, o con golpes de estado y fusilamientos, están totalmente equivocados, porque la violencia sólo engendra más violencia, y el odio engendra más odio.

  

La niñez desamparada

Hemos visto en algunos países, en noches largas de invierno, a muchos niños hambrientos y desnudos vagar por las calles de las grandes ciudades buscando angustiados un refugio donde pasar la noche. Los hemos visto huir desesperados de agentes que los persiguen para llevarlos a la cárcel o a un asilo de huérfanos semejante a una cárcel. No existe compasión para los infelices niños, que huérfanos ambulan hambrientos y desnudos por la calle, para ellos no hay lujosos colegios ni bellos vestidos.

Realmente la crueldad que cada ser humano lleva dentro se expresa afuera como falta de legítima caridad para con los desamparados. Si el individuo es cruel y malvado, así será la sociedad que él mismo formará.

¿Cuándo será el día en que grupos de damas y caballeros verdaderamente caritativos se asocien para brindar a estos niños pobres, elegantes y bellos hogares infantiles? ¿Hermosos colegios y resplandecientes comedores? Sólo cuando cada individuo se haga consciente de su propia crueldad, sólo cuando comprendamos que somos egoístas y crueles.

  

La Personalidad

El ejemplo de los mayores es definitivo para la personalidad infantil. El niño aprende más con el ejemplo que con el precepto. La forma equivocada de vivir, el ejemplo absurdo, las costumbres degeneradas de los mayores, dan a la personalidad del niño ese tinte peculiar escéptico y perverso de la época en que vivimos.

Los altercados entre el padre y la madre por cuestión de celos, el llanto y los lamentos de la madre afligida o del marido oprimido, arruinado y desesperado, dejan en la personalidad del niño una marca indeleble de profundo dolor y melancolía que jamás se olvida durante toda su vida.

Dentro de los hogares modernos el padre, la madre, los hijos, las hijas, parecen autómatas inconscientes ante la pantalla de televisión. Los niños criados en este tipo de hogar sólo piensan en pistolas, ametralladoras de juguete para imitar y vivir a su modo todo lo que han visto en la televisión.

Personalidad y Esencia deben desarrollarse en forma armoniosa y equilibrada. Cuando la personalidad se desarrolla exageradamente a expensas de la esencia, el resultado es el bribón. Cuando la esencia se desarrolla sin atender en lo más mínimo el cultivo armonioso de la personalidad, el resultado es el místico sin intelecto, noble de corazón, pero inadaptado, incapaz.

El desarrollo armonioso de personalidad y esencia da por resultado hombres y mujeres geniales.

En la esencia tenemos todo lo que es propio, en la personalidad todo lo que es prestado. En la esencia tenemos nuestras cualidades innatas, en la personalidad tenemos el ejemplo de nuestros mayores, lo que hemos aprendido en el hogar, en la escuela, en la calle.

La esencia se alimenta con ternura, cariño sin límites, amor, música, flores, belleza, armonía, etc.

  

Práctica

Hacer diez minutos de respiraciones profundas, tomando el aire por la nariz, imaginando que el prana que es fuente de vida y de energía, entra como una luz azul por las fosas nasales, inundando todo el organismo, pulmones, corazón, hígado, bazo, páncreas, intestino, riñones.

Al exhalar el aliento, que se debe hacer por la boca, expulsar todas las fuerzas negativas y toxinas que se encuentran en el organismo y en la sangre. Esto lo llenará de alegría y energía.

Después de este ejercicio sumirse en profunda meditación.