La mujer es madre, esposa e hija.

La mujer es madre, esposa, hija…Pero en sí, somos algo más, algo que nos une y nos interconecta, como si fuéramos un todo. Nuestra naturaleza cíclica nos coloca en una sintonía especial con la Tierra, el Agua, la Vida; dada por la asombrosa capacidad del cuerpo de “parir” un nuevo ser humano. Esto ha causado asombro desde las épocas antiguas en la historia de la humanidad, hasta nuestros días.

En lo social las mujeres hemos conseguido los espacios que nos hemos propuesto. En muchos países la situación ha dado un gran salto.

Encontramos incremento constante en la inserción en el mercado laboral, en las Universidades, en Ciencia, Política, Cultura, Medicina, Artes, Educación, etc. Todo a fuerza de sacrificios, reclamos, estrategias y movilizaciones.

Pero aun hay un largo camino por recorrer.

Los malos tratos siguen presentes

Atada por los convencionalismos de la sociedad.

La desigualdad de oportunidades persiste. Los malos tratos y violencia extrema están allí, dentro mismo del Hogar, en la base, cotidianamente; afectando a madres, padres, hijos, allegados y al entorno.

La sociedad es un conglomerado de personas educadas con patrones netamente convencionales. Programas que cualquiera presenta de acuerdo a su punto de vista. Lo peor es que los imponen para enseñarlos, teniendo desde luego la aceptación por parte de las masas.

Estos programas no tienen otro fin de que seamos “otro ladrillo en la pared”, producidos por el sistema. Muchos de ellos se llaman “modas y modismos”.

Si alguna persona, líder de la sociedad, se le ocurre, por ejemplo, cortarse el cabello, alguien lo impone ya como moda; y si alguien dicta o establece los parámetros de belleza, el instrumento utilizado por los sistemas para imponer todo esto, es la mujer. 

La mujer y las redes sociales

Las redes sociales condicionan demasiado.

Las redes sociales, se han ganado el protagonismo en la actualidad; marcando un “estilo de vida” para todo el mundo, en especial de las adolescentes y las jóvenes. Para bien o para mal, eso es cuestión de un gran debate. 

Un espacio en el cual la autopromoción y la búsqueda de fama constituyen los focos de distracción más eficaces. El remedio para tales adicciones solo puede ser la sensibilización, una medicina que las mujeres conocemos y utilizamos en todas las etapas de la vida. 

 La mujer de hoy se desenvuelve en un medio muy competitivo, donde cada vez hay más expectativas. Se requiere más formación para sobrevivir en un sistema capitalista salvaje. Esto se hace notar desde los años 80 en adelante. Muchas veces se debaten entre ser madre y administrar el Hogar, y su necesidad de crecimiento personal y profesional.

La mujer vive bajo mucha presión

 Se soporta la presión, las exigencias, el conflicto y la culpa por no poder atender el Hogar, esposo e hijos, el tiempo necesario. Además la cantidad de horas que exige el trabajo restan calidad de vida.

¿Acaso es posible gozar de salud y bienestar en estas condiciones?

Los valores de la mujer son los valores de la sociedad.

¿Y una mujer así estresada podrá irradiar armonía y paz en el Hogar? ¿Y siquiera sentirse mujer? ¿Tener un espacio para ella misma?

Por lo tanto, ¿el papel de la Mujer en la Sociedad  no será acaso el  que se origine desde su propio interior, desde su aspecto más autentico?

De esta forma se haría libre, y no esclava de tantas cosas lindas que no se necesitan a nivel material. Y lo que es más interesante: apoderándose de su verdadera Femineidad.

Esta forma de vivir, esta nueva cultura, la llevaría crear un cambio; que culminaría en el equilibrio entre lo personal y lo social, en amor, alegría y bienestar.

Y así es que la Mujer en conjunto, podrá gestar la Paz para la Humanidad. Proteger la Vida; ya que “El Principio Femenino” se podrá expresar a partir de su cuerpo y de su corazón.  Este es uno de los grandes desafíos actuales.

¡Desde la oportunidad de un cuerpo de Mujer, con las especiales capacidades que nos caracterizan, estaremos a las puertas de cambiar la matriz de la Sociedad!

Anabella Porras

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