Querido lector, en este artículo, queremos hablar un poco sobre la verdad.
La verdad es algo que a lo largo de toda la vida de la humanidad se ha buscado, y por ella se hacen juicios, divisiones, peleas, etc.
Muchos se creen en posesión de la verdad, convencidos totalmente de ello, sin darse cuenta que quizás sólo están convencidos de una creencia, o de algo demasiado incipiente y limitado.
Es obvio que nadie tiene la verdad en sí misma, ya que ella es ilimitada, y nadie la puede tener totalmente, ya que eso sería ponerle un límite. Igual que la sabiduría no tiene límite, ya que nunca dejamos de aprender; igual que el amor no tiene límite, ya que nunca se acaba la capacidad de amar, la verdad no tiene límite, y nunca se acaba, ya que es lo desconocido de instante en instante.
Sin embargo, queremos en esta artículo reflexionar un poco sobre ella, ya que, con el respeto que nos merecen, vemos cuan alejada está la humanidad de la verdad, y lo poco que ha conocido de ella.
Aunque esta afirmación pueda parecerle exagerada, en estos momentos cabe recordar que antiguamente ya se nos decía esto, en el mito de la caverna de Platón, que nos ilustra esto que estamos afirmando.
Reflexionemos un poco
Para hacerlo más comprensivo si cabe, le invito a imaginar una humanidad a la cual en el momento de nacer, a todos los individuos se les pone un tapón en los oídos, de manera que no pueden oír nada en absoluto.
Podría haber en esa humanidad científicos brillantes, estudiosos del más alto nivel, que harían estudios pormenorizados de las orejas. Podrían saber todo lo que hay saber sobre las orejas, estudiando hasta el más ínfimo detalle. Creerían esos científicos que lo sabrían todo a cerca de ellas, porque obviamente las han medido, analizado, etc… Quizás la conclusión a que llegaran es que sirven para sujetar las gafas, o para poner pendientes, o hasta para refrigerar nuestra sangre.
Sus investigaciones no tendrían lugar a duda. Sin embargo, qué lejos estarían de saber lo que es el sentido del oído, ¿verdad?
Igualmente las personas más espirituales, dirían cosas muy diferentes acerca de las orejas. Por ejemplo, que es la representación de nuestro cuerpo, que estimulando cada parte de ella tiene un efecto determinado, etc… Es decir hasta puede que le den una trascendencia mística trascendental, pero… ¿Qué lejos estarían de comprender el sentido del oído verdad?
No sólo se ignora sino que se ignora que se ignora
Eso es lo que le pasa a la humanidad actual. Unos están convencidos de que lo saben todo, porque lo han estudiado. Otros, están también convencidos, porque lo han sentido, aunque lamentablemente, quizás solo están convencidos de sus creencias.
Si a cualquiera de ellos, por un momento se les quitaran los tapones de los oídos, qué pasaría?
Indudablemente, los científicos se darían cuenta que en realidad no sabían absolutamente nada, ya que la oreja es lo de menos, lo importante es el sentido del oído. Tener la capacidad de escuchar es algo maravilloso, que da infinitas posibilidades, y lo menos importante es la oreja.
Igualmente, los religiosos se darían cuenta de que estaban depositados solo en la parte externa, haciendo todo tipo de conjeturas sobre el significado de lo externo, sin darse cuenta que lo importante es lo que no se ve, y que da la cualidad de oír y entender todo.
Esta visión querido lector, con todo el respeto que se merecen, es la que la Gnosis nos permite tener de la humanidad actual. Nosotros también teníamos tapones, por decirlo así, y precisamente gracias al conocimiento que la Gnosis nos ha ido dando, nos hemos dado cuenta de lo perdidos que estábamos antes; lo lejos que estábamos de la verdad.
Viendo lo lejos que está la humanidad de la verdad, es que nos animamos a reflexionar estas cosas. Cómo se puede explicar a un sordo el sonido? Cómo se puede explicar a un ciego un color?
Sin embargo, todos tenemos las posibilidades de ver y de oír. Solo tenemos que estar dispuestos a quitarnos las vendas de nuestros ojos, y los tapones de nuestros oídos.
La peor ignorancia no es no saber, sino no querer aprender. Como decía un gran maestro, las personas no sólo no ignoran, sino que además ignoran que ignoran.
La vida es una escuela
Permítame orientarle querido lector, para que tenga la posibilidad de reflexionar en ello, de mostrarle un muy breve resumen de la realidad de la vida. Esto es posible, no porque mi persona tenga la posesión de la verdad, sino por la enseñanza de tantos maestros que ha tenido la humanidad. Todos los auténticos maestros que ha habido, y que hay, nos han acercado un poco más al conocimiento de la verdad, pero sólo si nosotros estamos dispuestos a aceptar que en realidad no sabemos nada…
La vida comienza en el absoluto. De allí se desprenden las chispas divinales que nos darán origen. Primero lo espiritual, las tres fuerzas de la creación, el alma, la mente, y finalmente lo físico.
Las primeras humanidades estaban en concordancia con la naturaleza física y espiritual. Por hacer prevalecer nuestra voluntad y deseo frente a la parte divinal interna, caímos en desobediencia. De esto habla el mito de Adán y Eva. Como consecuencia, la parte humana se vio separada de la parte espiritual. En definitiva, nació el egoísmo. Ese egoísmo, es el causante de todos los males y de todos los problemas y sufrimientos. Es la caja de Pandora, la cual al abrirla, nos deja en la disyuntiva de enfrentarnos al bien y al mal.
De alguna manera, esto era necesario, ya que vinimos a la tierra, a la vida, a aprender. Igual que el hijo que quiere salir adelante en la vida, necesariamente tiene que independizarse y salir de la casa de sus padres. Así fue necesario, ya que la vida es una escuela. Hemos venido aquí a aprender, y nos toca valernos por nosotros mismos, para aprender no sólo el bien y el mal, sino lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno, tal y como muestra el símbolo del Tao.
El egoísmo ha causado que a lo largo de los siglos y edades, hayamos creado todo tipo de falsedades y distracciones, como son todos los defectos psicológicos que tenemos. Todas las distracciones y sistemas que nos tienen atrapados, etc.
Y lo que es peor, hasta hemos olvidado el origen de nuestra vida, el propósito de nuestra vida. Lamentablemente hoy en día hay personas que todo el mundo considera tan inteligentes, tan sabios, y ni siquiera conocen el sentido de la vida…
Los tres factores
Necesitamos querido lector, darnos cuenta primero de nuestra situación, comprender que tenemos que eliminar de nuestra naturaleza psicológica, interior, todos los defectos que hemos creado. Necesitamos conquistar como decía John Milton, el paraíso perdido. Restablecer nuestras cualidades perdidas; ser hombres y mujeres completos, con la constitución interna que nos permita la expresión de nuestro Ser. Es decir, el nacimiento segundo, espiritual, del que hablaba el Cristo. Necesitamos hacer los sacrificios necesarios por nosotros, por los demás, por la vida, para que nos permitan revertir los errores cometidos a través de tantas edades.
Necesitamos de tres factores indispensables para el cambio: muerte, nacimiento y sacrificio. Es decir, necesitamos la eliminación o muerte de nuestros defectos psicológicos; el nacimiento espiritual, es decir, crear cuerpos solares para tener posibilidad de desenvolvernos en las dimensiones superiores de la naturaleza ( el paraíso y el cielo ), y esto se consigue a base de sacrificio, por nuestro trabajo y por los demás.
Como puede ver querido lector, las creencias no nos sirven de nada, y los estudios, si sólo son físicos, están demasiado limitados. Necesitamos abrirnos a lo nuevo, aprender a ver y a oír. Desarrollando las facultades internas se pueden investigar todas estas cosas… Los maestros lo han hecho. Esto no son creencias, son cosas comprobadas y verificadas, vividas.
Sea esta una breve reflexión, que esperamos llegue a su conciencia para que tome la resolución de investigar y comprobar lo que aquí estamos diciendo, no buscamos que nos crean, sino que comprueben.
Antonio Gago
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